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Libros que envejecen bien

Hace ahora casi veinticinco años que presté a una buena amiga un libro, una rareza probablemente para muchos de los que lean este blog y no sepan mucho de mis reencarnaciones anteriores. Rareza por el libro no por el hecho de prestar.

El libro en cuestión de Fernand Deligny se titula "Los vagabundos eficaces" editado en el año 1971 por editorial Estela y aborda, ya que el libro, por lo menos mi ejemplar todavía vive, propuestas, nuevas para su momento, de trabajo educativo con lo que ahora denominaríamos "menores en situación de riesgo social".

  A lo largo de estos años, aunque la vida nos ha llevado por trabajos y derroteros distintos nos hemos encontrado numerosas veces y el libro, este libro, siempre ha sido motivo de conversación y de recuerdo.

Hace unos días, quizás Javier lo recuerde, estando en el café Bilbao ella se sentó también en la terraza y me prometió que el libro volvería de nuevo a mis manos.

Ayer Joserra, del Bilbao,

me llamó y me comentó que una chica había dejado en el "Bilbao" un paquete para mí. Quedamos a la noche y me hizo entrega del mismo, pero ¡oh maravilla!, pero ¡oh maravilla! el libro había tenido un excelente cuidado y una mejor vejez. Había procreado, quizás, de una de las maneras más bellas para que el libro siga manteniendo su sentido de poder disfrutarlo en compañía y en conversación. Vino acompañado de estas dos "bellezas"

 Al lado de estos procesos el bookcrossing se queda en agua de borrajas.

Ana, cuando quieras, te vuelvo a dejar un libro otros veinticinco años. Tendré la paciencia de esperar.

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