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Felicidades a La Central y a todas las libreras y libreros

Este año el premio Boixareu-Ginesta recae en la Librería La Central . Hasta hace poco era "La Central de Barcelona", pero esto ya no es posible. La Central está también en Madrid y, a través de su web se cuela en todos los rincones.

Ya recogimos hace tiempo parte de la filosofía de la Librería que Antonio expuso en el encuentro que se celebró a finales del 2005 con motivo del Año del Libro celebrado en Barcelona.

Creo que el premio es un buen momento para traer al recuerdo distintas realidades libreras, pero que en función de cómo se trabajen, desde dónde se hagan y el espíritu que las sustente pueden tener sentido. Las características y sugerencias que ya con anterioridad habíamos realizado creemos que siguen siendo válidas, pero hoy queremos, también hacer un guiño a realidades más complejas.

Me he permitido irme a los extremos. Por un lado, aquellas librerías, en genaral situadas en pequeños núcleos que ya estás acostumbradas al tan traído y llevado "multiproducto" y que, en cada situación, adquiere un perfil y distinto.

Así ante la negativa a Libro y alimentación que a veces pregonamos nos encontramos con esta realidad en algún pueblo. Si detrás del mostrador hay un buen lector ¿importará mucho?


Otros encuentran su hueco en la cotidianeidad. El fin de semana mismo Manolo Rivas, hablaba en El País de librerías y mercerías . ¿Por qué tenerlas separadas?. Quizás si están juntas no desaparecerán.


Algunos, igualmente, hace ya tiempo que se posicionaron ante la posible variedad de soportes y se situaron por encima de la discusión entre el texto y la imagen. Fueron los avanzados de lo digital.

Y, quizás los últimos, ante el aumento de la prohibición reivinidcan el carácter alternativo y provocador de unir humo y papel

¿Quién se atreve a decir que aquí detrás no hay libreros?

¿Quién se atreve a afirmar que su trabajo es más fácil y sencillo que en una gran librería de ciudad?

Todo es complejo y poliédrico. Y así vemos cómo caen aquellas que acababan de celebrar su aniversario.

Vemos, también cómo surgen nuevas experiencias, nuevas formas de hacer, aquí y allá. Comprobamos que el hacer diario, hasta en las vacaciones, se contagia buscando nuevas formas y modos de hacer para aprender.

Todos, quizás, deberían ser premiados mientras sean capaces de situarse cerca de los lectores. A veces, lo que tristemente ocurre es que el número de lectores no es suficiente. En ese caso, quizás, pueda seguir leyendo con ellos.

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